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Homenaje a Bautista Pablo Van Schouwen el saludo de su hijo, mi primo, su homenaje a un resistente

bautista

Queridas amigas, amigos, muy querida familia,

Desde el litoral del noroeste de México les mando unas palabras para rendir homenaje a Bautista van Schouwen Vasey, mi padre, y a Patricio Munita.

En mis recuerdos intermitentes de niño, veo a mi padre con su mirada tierna y su sonrisa dulce como diciéndome ‘Aquí estoy, no me he separado ni un segundo de tu lado’, y es así como lo siento, en cada cosa que emprendo, en las decisiones importantes que tomo, él está de alguna manera presente, pero su ausencia también ha dejado irremediablemente un gran vacío en mi vida.

 

Bauchi nació en un hogar de padres abnegados y amorosos, Carlota y Bautista, mis abuelos, quienes iniciaron su vida matrimonial en el norte de Chile, en un pueblito llamado Peña Chica (que no sé si todavía existe), y es ahí donde nació Bauchi, el primer hijo, y más tarde llegaron sus hermanos Carlos y Jorge. Después de la detención de Bauchi por agentes de la DINA en diciembre de 1973, sus padres dedicaron años de sus vidas a participar en campañas en distintos países donde se reclamaba a la junta militar chilena que mantuviera con vida a Bautista van Schouwen y lo liberara.

Por todo lo que he leído y escuchado sobre Bautista, me doy cuenta que fue un hombre excepcional, valiente, talentoso, entregado totalmente a la causa del movimiento revolucionario en el que participó desde su fundación, y también en un segundo plano a la medicina, específicamente a la neurología. No creía en la exaltación del martirologio ni en el culto a los muertos ni a los personajes.

Además de su esencia como revolucionario y su activismo político, Bautista tenía espíritu de investigador, de científico, de conocer y entender los procesos sociales de su época. Si él hubiera sobrevivido al golpismo de hace más de 40 años, se hubiera dedicado a estudiar e investigar en profundidad las causas que llevaron a la derrota a su organización, al gobierno de Salvador Allende y al movimiento popular en su conjunto. A conocer y entender la cadena de factores que llevaron a semejante tragedia, que fue particularmente sangrienta en Chile. No podemos olvidar que más de 600 miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria están entre los miles de desaparecidos y asesinados durante la dictadura.

Bautista estaría hoy sumergido en la búsqueda de información, de testimonios, para dar respuesta a interrogantes cruciales y necesarias, como por ejemplo: ¿Qué no vimos? ¿Qué fue lo que no percibimos a tiempo? ¿Qué nos llevó a mantener nuestro discurso y políticas internas como organización clandestina? o a querer cambiarlos cuando quizás ya era tarde? ¿Qué opciones tuvimos? ¿Por qué el costo en vidas fue tan alto? ¿Cuáles decisiones fueron erróneas? ¿En qué nos equivocamos al evaluar al enemigo? Y seguiría un largo etcétera de cuestionamientos y de visualizar las posibles acciones a tomar.

Seguramente él estaría pensando en cómo promover la discusión sobre estrategias de lucha ajustadas al contexto actual, invitando particularmente a representantes de las nuevas generaciones para que asumieran el relevo en aras de construir una sociedad más justa e igualitaria.

Bauchi, padre querido, aquí somos muchos los que te recordamos y añoramos. Estamos en la lucha diaria por vivir y sobrevivir, criar hijos, vivir el amor en pareja, cuidar los trabajos, apoyar las causas justas, defender los derechos propios y ajenos, construir el presente. Pero también estamos y estaremos siempre viviendo la muy dolorosa y controversial paradoja de tu vida, que marcó la mía y la de muchos: Con tu muerte pasaste a ser inmortal.

Muchas gracias